
VISIÓN
Ser el punto de encuentro entre medicina, ciencia, tecnología, educación y emprendimiento. Un lugar donde la colaboración supere a la competencia y donde el conocimiento técnico se una con la sensibilidad humana.
Construimos una comunidad activa que impulsa soluciones escalables y sostenibles, conectando a universidades, hospitales, ONGs, startups y profesionales comprometidos.
Que cada edición impulse tratamientos accesibles, tecnologías útiles y servicios más cercanos. Que los ganadores de hoy inspiren el futuro de la medicina en México. Promueva servicios más cercanos, éticos y efectivos.









MISIÓN
El Premio Nacional de Medicina nace con una misión clara y poderosa:
Construir puentes entre generaciones, entre disciplinas, entre quienes comienzan y quienes ya han dejado huella. Reunir a las mentes más brillantes, valientes y comprometidas del país en una comunidad de excelencia, innovación y propósito.
Aquí se honra:
A los estudiantes y egresados que, con determinación inquebrantable, comienzan a forjar un camino distinto.
A los nuevos talentos que están cambiando el presente con ideas audaces, soluciones creativas y una vocación que arde.
A los profesionales de la salud que han convertido su labor en legado, su conocimiento en impacto y su ética en inspiración.
Elevar, visibilizar y consagrar a quienes están reescribiendo lo que significa sanar, investigar, educar, liderar y servir. es la misión del premio.
Porque el futuro de la salud en México no depende de unos cuantos: se construye con todas las voces que se atreven a pensar diferente, a actuar con ética, y a transformar desde la raíz.



MISIÓN Y ESCENCIA

Este no es un premio solo para quienes ya llegaron, sino para quienes están cambiando el camino. Reconocemos a quienes aportan, innovan y sanan... a su manera.

El Juramento Hipocrático: Historia, Evolución y Legado Ético de la Medicina

El Juramento Hipocrático, originado en la antigua Grecia en el siglo V a.C. y atribuido a Hipócrates de Cos, es uno de los documentos fundacionales de la ética médica. Creado en un contexto donde la medicina comenzaba a distanciarse de creencias mágicas y religiosas, el juramento establecía principios morales fundamentales para el ejercicio profesional: no causar daño, guardar secreto médico, actuar en beneficio del paciente, y honrar a los maestros del arte médico. Aunque tenía un fuerte componente espiritual y se dirigía a los dioses griegos, su esencia era clara: comprometerse con una medicina humana, prudente y respetuosa de la vida.
Con el paso del tiempo, el juramento ha sido adaptado a los desafíos éticos contemporáneos. Hoy existen versiones modernas —como la de Louis Lasagna en 1964— que conservan su espíritu pero incorporan valores actuales como el consentimiento informado, el respeto a la dignidad del paciente, la equidad, la prevención de enfermedades y la responsabilidad social. Aunque ya no tiene un valor legal, sigue siendo un símbolo profundo del compromiso médico con la humanidad, recitado aún hoy por estudiantes de medicina al iniciar o concluir su formación, como un recordatorio solemne del deber de servir con ética, conocimiento y compasión.
El Juramento Hipocrático trasciende el tiempo porque representa una vocación: la de cuidar la vida incluso en medio de la incertidumbre, acompañar el sufrimiento con humanidad, y ejercer la ciencia con humildad. En una era donde la tecnología avanza a pasos agigantados, este juramento sigue recordándonos que la medicina es, ante todo, un acto profundamente humano.
Juramento hipocrático

COMO MIEMBRO DE LA PROFESION MEDICA:
PROMETO SOLEMNEMENTE dedicar mi vida al servicio de la humanidad;
VELAR ante todo por la salud y el bienestar de mi paciente;
RESPETAR la autonomía y la dignidad de mi paciente;
VELAR con el máximo respeto por la vida humana;
NO PERMITIR que consideraciones de edad, enfermedad o incapacidad, credo, origen étnico, sexo, nacionalidad, afiliación política, raza, orientación sexual, clase social o cualquier otro factor se interpongan entre mis deberes y mi paciente;
GUARDAR Y RESPETAR los secretos confiados a mí, incluso después del fallecimiento del paciente;
EJERCER mi profesión a conciencia y dignamente y conforme a la buena práctica médica;
PROMOVER el honor y las nobles tradiciones de la profesión médica;
OTORGAR a mis maestros, colegas y estudiantes el respeto y la gratitud que merecen;
COMPARTIR mis conocimientos médicos en beneficio del paciente y el avance de la salud;
CUIDAR mi propia salud, bienestar y capacidades para prestar atención médica del más alto nivel;
NO EMPLEAR mis conocimientos médicos para violar los derechos humanos y las libertades ciudadanas, incluso bajo amenaza;
HAGO ESTAS PROMESAS solemne y libremente, bajo mi palabra de honor.



PREMIO NACIONAL DE MEDICINA
La medicina no es solo técnica. Es visión, ética, empatía y voluntad de transformación.
El Premio Nacional de Medicina se basa en una filosofía humanista, integradora y profundamente transformadora.
Creemos que la salud es un derecho universal, y que mejorarla es una responsabilidad compartida entre quienes estudian, investigan, desarrollan, emprenden, enseñan y atienden.
Sostenemos que la medicina no puede estar desconectada de la realidad social, económica y emocional de las personas. Por ello, apostamos por proyectos que no solo sanen cuerpos, sino que transformen entornos, reduzcan desigualdades, prevengan enfermedades y construyan bienestar colectivo.
Valoramos el conocimiento, pero también la creatividad. Valoramos la experiencia, pero también la energía de quienes apenas comienzan. Valoramos los grandes logros, pero también los pequeños actos con propósito.
Nuestra filosofía se resume en cinco convicciones fundamentales:
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La salud se transforma con innovación, pero también con compasión.
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Toda propuesta ética, sólida y con impacto merece ser escuchada, sin importar su origen.
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La colaboración entre disciplinas es esencial para resolver problemas complejos.
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Reconocer el esfuerzo de quienes proponen soluciones es una forma de acelerar el cambio.
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El futuro de la medicina pertenece a quienes se atreven a imaginarlo y a quienes trabajan para construirlo.
En esencia, el Premio Nacional de Medicina cree en la fuerza de las ideas bien intencionadas, en la capacidad de la ciencia para sanar, y en el poder de las personas para cambiar su entorno cuando encuentran el apoyo adecuado.
Porque cuando una idea se reconoce, se multiplica. Y cuando se multiplica, salva más vidas.
Inspira más trayectorias. Y abre caminos para quienes vendrán después. Por eso existe este galardón. Para honrar no solo lo que haces, sino lo que representas.